martes, 28 de abril de 2015

JEFE DE CARGAS

JEFE DE OFICINA DE CARGAS                                                                      

Oscar Pascaner, trabajaba en el Ferrocarril Urquiza cuando fue citado para cumplir el Servicio Militar. Por ser telegrafista fue incorporado el 3 de marzo de 1950 al 2do Destacamento de Comunicaciones de Concordia. 
Un mes después fue transferido a Paso de los Libres, provincia de Corrientes, para integrarse como Aspirante a Oficial de Reserva  en el Regimiento 27 de Infantería.  
Salió de baja como Jefe de Pelotón de Sección Morteros el 30 de noviembre de 1950
De regreso a Domínguez, su pueblo natal entrerriano, hizo escala en Concordia para presentarse en las oficinas de la Administración de ese Ferrocarril, donde tramitó el cobro del medio sueldo de los meses que permaneció "bajo bandera". 
Concluído ese trámite se presentó en la Oficina de Personal para pedir su puesto de auxiliar en Estación Crespo del es Ferrocarril Entre Ríos.
Allí le informaron que esa Estación fue unificada con la de Crespo Oeste, del ramal del Ferrocarril del Estado que unía Puerto Diamante con Curuzú Cuatiá, por lo que tenía que elegir un nuevo destino. Le entregaron la lista de puestos vacantes. 
  - Solicito éste, Jefe de Oficina de Cargas de Estación Clara. -dijo Oscar Pascaner.
  - Eso no lo conseguirá porque es para alguien con más experiencia que la que puede tener un joven recién salido del Servicio Militar.
  - Ingresé al Ferrocarril a los 15 años, en Estación Domínguez donde el Jefe de esa Estación fue mi mejor maestro. A los 16 años relevé durante 30 días a un auxiliar en Estación Clara. Por poco tiempo volví a mi puesto de practicante con sueldo, ya que me ordenaron relevar en Estación Urquiza a un Ayudante General. donde los 30 días se estiraron a 60 porque relevé a un auxiliar que tomó su licencia. Mientras tanto me ascendieron al cargo de Dependiente en Estación Domínguez donde trabajé hasta que me mandaron a relevar al Jefe de Cargas de Estación Clara durante 45 días. Relevé al Jefe de Cargas de Urdinarrain durante más de un mes y otro tanto a uno de los auxiliares de esa Estación. Fuí Ayudante del Jefe de Cargas de Villaguay, relevé a un auxiIiar de Villaguay Este y al Jefe de Estación Yuquerí cuando tenía 18 años. Todo eso y el haber estudiado el Reglamento de Ferrocarriles, los Libros de Tarifas y todo lo que me indicaba el Jefe de Estación Domínguez, me dieron la suficiente capacidad para ocupar el cargo que solicito.
El empleado de la Oficina de Personal soportó estoicamente la catarata de palabras;
en vez de responder tomó el teléfono y solicitó hablar con alguien de Gerencia.
Oscar Pascaner escuchó decir su nombre, su edad y el cargo que pretendía.   
  - Pascaner, tome asiento, vendrá alguien a hablar con usted.

Un señor bien vestido con traje oscuro vino a su encuentro. No estrechó la mano que extendió el joven. 
  - Venga, sentémonos junto a ese escritorio.
El señor de traje azul comenzó a hojear desde la última hoja lo que parecía ser el expediente personal de Oscar Pascaner.
  - Veo que tiene méritos suficientes para un puesto reservado para quienes tienen más de veinte años de experiencia. 
  - Estudié todo lo relativo al tema ferroviario: Reglamento, Libros de Tarifas y lo que hay que saber para ser un eficiente empleado ferroviario.
  -  ¿Y telégrafo?
  - Desde chicos, mi hermano y yo, cada uno con un manipulador, manteníamos  charlas telegráficas.
  - ¿Cómo lo aprendieron?
  - Nuestro padre, Jefe de Estación Domínguez, nos enseñó. Habitábamos la casa adosada a la Estación, que era como la prolongación de nuestro hogar. De chicos aprendimos a hacer guías de despacho de encomiendas, cargas, equipajes.
   - En los trenes de pasajeros pueden ir vagones de carga, pero hay unos que no pueden integrar la formación de un tren de pasajeros. Qué símbolos tienen esos.
   - Es indispensable que tengan sistema de frenos de aire.
   - Hay otros que tienen un símbolo -movió su dedo índice formando un triángulo.
   - Esos, los que tienen un triángulo deberían ir a Talleres para que reemplacen el madero que unen los bogues por otros de hierro doble T.
   - ¿Por qué?
   - Si los observa de cerca verá que muchos de esos maderos de quebracho tienen fisuras. Esos vagones se pueden cargar con 28.000. ¿No considera un gran riesgo que el traqueteo de las uniones de los rieles podrían originar su rotura poniendo en peligro al maquinista, foguista y guardas?
  - ¿Cómo se dio cuenta de ese detalle?
  - Fue mi padre quien observó las fisuras que tenían los maderos de uno de esos vagones y se las mostró al Inspector Fructuoso Rodríguez, quien le prometió elevar una nota. 
  - Le agradezco ese comentario. ¿Se anima a desenvolverse bien como Jefe de Cargas en Estación Clara?
  - Lo hice muy bien a mis 17 años, lo relevé a Cinto durante 45 días.
  - ¿Quién es Cinto?
  - El Jefe de Cargas de Clara. El señor Torregiani, Jefe de Estación puede decirle como me desempeñé en las dos oportunidades que relevé en Clara. Ese puesto es de 2da categoría, la misma que yo tenía cuando fuí convocado para el Servicio Militar.
  - Considere otorgado su pedido.

Unos días después Oscar Pascaner saludaba al señor Torreggiani, Jefe de Estación Clara, diciéndole que su padre le enviaba sus afectosEl señor Torreggiani tuvo unas palabras de halago para quien había conocido cuando ambos eran relevantes.
  - ¿Qué palanca tuviste para que te den el puesto de Jefe de Cargas? 
  En la Oficina de Personal argumentaron que era muy joven para este cargo. Le dije que es la misma categoría que la de auxiliar en Crespo, cargo en el que estaba cuando me convocaron al Servicio Militar. 
Ese empleado de la Oficina de Personal y vino a entrevistarme un señor apellidado Cerrajería charló conmigo y al darme la mano me dijo que este puesto era para mí.
  Cerrajería es el apellido de tres militares de alto rango que administran el Urquiza 
-dijo el señor Torreggiani con cierto asombro. 
  - Si lo hubiera sabido no hubiera soltado tanto mi lengua. 
  - Eso te favoreció y me alegra tenerte entre mis empleados. 
  
Torreggiani le sugirió alojarse en la pensión de la familia Lugrén.  
Oscar fue a esa casa de pensión. Ya resuelto el tema del alojamiento, visitó a sus tíos León y Manuela. Éstos le insistieron que se aloje con ellos en su amplia y cómoda vivienda. Oscar aceptó. La madre de Oscar y su tía Manuela son hermanas y sus familias se dispensan gran cariño. 
Oscar fue a la pensión para explicarles lo ocurrido.
El hijo mayor de León y Manuela vivió en casa de los padres de Oscar cuando cursó 5° y 6° grado; porque la Escuela de la Colonia Oficial N° 5, donde vivía con sus padres y su hermano menor, sólo tenía hasta 4to grado. 

Dos meses después, la hipertensión de su tía Manuela no cedía con la medicación. Esta situación hizo que Oscar se mudara a la pensión de Lugrén desoyendo los ruegos de sus tíos y primos para que no lo haga. Prometió visitarlos con frecuencia y así lo hizo. 
Oscar mudó sus pertenencias a la pensión el sábado a la 14 horas. 
Al ingresar a la habitación asignada vio durmiendo a su compañero de habitación.   
sin hacer ruido Oscar acondicionaba sus cosas en el ropero cuando oyó:  
  - ¡Bienvenido cumpa!  
  - Perdón por despertarlo. Soy Oscar Pascaner -dijo extendiendo su mano. 
  - Desperté por la sensación de una presencia. Soy Francisco Chas.
Se sentó en el borde de la cama, sus pies se movieron en busca del calzado. 
  - Me anunciaron que tendría de compañero a un ferroviario recién salido del servicio militar, sobrino de don León. -dijo mientras se calzaba sus zapatos- Me gustó que sea sobrino de don León, estimo a ese buen hombre medio agauchado
  - Medio agauchado en su vestir, pero gaucho íntegro al enlazar y pialar. Lo vi ganar en un rodeo cuando compitieron en voltear una vaca tomándola de los cuernos. 
  - ¿Me acompaña a tomar unos mates así me cuenta?
  - Acepto, pero tutéeme.
  - No tuteo ni a los chicos. Ya vuelvo, le llevo el termo a las "chicas".  
Mientras don Francisco ponía yerba en el mate preguntó:
  - ¿Toma amargo? 
  - Como guste
  - Ya nos traerán el agua caliente. Cuénteme de ese rodeo, nunca estuve en uno. 
  - Los rodeos consisten en juntar los vacunos o yeguarizos para marcar a fuego la señal de su propietario, vacunar, descornar, curar bicheras, sacarles garrapatas y abrojos.Si tiene la ocasión de ver un rodeo no la pierda. Es una verdadera fiesta gaucha. Gauchos y criollos venidos de quién sabe dónde se agregan a la cuadrilla de enlazadores, pialadores, que voltean los animales y los sujetan contra el suelo para hacer las tareas que mencioné. Ahora un brete lo simplifica; un madero por delante y otro por detrás traba al animal. Un hombre hace el trabajo que hacía una cuadrilla. 

Entre mates y charlas las agujas del reloj se acercaron al horario de trabajo de Chas. 
  - En cuanto falte un cuarto para las cinco me voy a ir yendo para la usina.
  - Yo iré a Domínguez en el tren que va a Buenos Aires.
  - ¿A visitar a sus padres?
  - A mi noviecita. Mis padres están en Gualeguay. Mi padre fue Jefe de la Estación Domínguez de 1924 a 1949, año en que se postuló para Jefe de Estación Gualeguay, para jubilarse con el 82 por ciento móvil del sueldo de la categoría más alta. 
  - Qué difícil le habrá resultado alejarse de Domínguez después de tantos años.
  - Sí, pero volverán a Domínguez en cuanto se jubile. Allí tienen la casa que compró mi padre en el 38 cuando ganó un quinto de la lotería entrerriana 
  - ¡Qué bien! -don Francisco ya de pie dispuesto a marcharse.
  -  Usted ya se ganó mi amistad, algo nada fácil conmigo. 
  - Gracias don Francisco. 
Oscar lo siguió con la mirada hasta que traspuso el espacio abierto en el muro, aún conserva los goznes del ausente portón. Don Francisco giró su cabeza presintiendo que su compañero de habitación lo observaba. Su dedo índice dibujó un rulo chico y se estiró en otro círculo más grande. 
Los labios de Oscar gesticularon en un: Sí, entendí, recién el lunes nos veremos. 
El pulgar y el índice de don Francisco Chas hicieron el gesto de okey.

                                                                       * * *            loscuentosdeoscarpascaner.blogspot.com             

martes, 14 de abril de 2015

DEL OTRO LAO DE LA VÍA

Hijos de humildes trabajadores en los galpones acopiadores de granos del predio ferroviario de la Estación Domínguez, de la que mi padre era Jefe, y nosotros habitábamos la vivienda adosada a ella, eran mis compañeros de escuela, de fútbol, de pelota de mano contra el frontón, de juego de bochas.   Sé de  su nobleza, y esta poesía hace culto a la nobleza de esa noble gente pobre pero noble. 

                                                                                                               

DEL OTRO LADO DE LA VÍA                                                 Edilio Oscar Machado   (resero y tropero) 


- Ayer te he visto rumbiando 

pal otro lado de la vía.                          
Ya sabés que yo no quiero
q
ue andés con esa gavilla.

¿Qué amigo podés contar
que viva en la ranchería?
Vos sos un hijo de López
y a mí, mucho se me envidia,
¿qué ganás con esa gente
del otro lado de la vía?"

La madre salió en su ayuda:
- Lo mandé por la Florinda
para que venga a lavar
porque ando con fatiga.


El hijo le agradeció
la bondad de esa mentira
y despacio dijo al padre:
- Es inútil que me riñas
allí tengo mis amigos
y una novia que es divina". 


Don López había emplumado,
cuatro camiones tenía
y una yunta de parejeros
que no conocían la gramilla.


Un domingo, en otro pueblo,
ganó su oscuro "el Hormiga".
Se entretuvieron un rato
festejando en la cantina,
y cuando subió a su auto
la pampa estaba dormida.

Le gustaba correr fuerte
y el coche le respondía.
La noche ocultó el martillo
de la estancia "La Atrevida".
Don López sintió el volante
anidarse en sus costillas.


Él recibió la peor parte,
pero la suerte fue amiga.
Los levantó un camionero
si no, para siempre se iba.

Quince días lo cuidaron
y le salvaron la vida.
¡Benditos sean los doctores
con esa misión tan linda!

Ya quiere andar a los gritos
pero su mujer lo mima
y le dice: - Mirá viejo,
ahora que todo es sonrisa
tengo que decirte algo
así mi frente se alivia.

No quiero sentirte más
despreciar las cosas lindas
y menos negarle al hijo
que él busque su compañía.
Porque si hoy tenés la suerte
de ver el sol que te abriga,
hubo que buscar cien venas
y ahí la plata no camina;
toda esa sangre vino
del otro lao de la vía.


Clava su vista en el suelo
y todo su orgullo emigra.
Él, que quería olvidar
que de ese lado venía,
lo llama al hijo y le dice: 

- "Traeme a tu prometida,
y por favor, cuando llegues
a esa criollaza guarida,
¡mil saludos a esa gente,
del otro lao de la vía!"

              * * *                                                                             POR 

                                                                           


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