sábado, 19 de marzo de 2016

BORIS ELKIN y GAVIOTAS

BORIS ELKIN, hijo de chacareros que labró la tierra a la par de los gauchos y estudió medicina, después se especializó en cirujía de las cuerdas vocales salvándole la voz a muchos cantores, locutores, actores, etc.  
  - ¡Qué país tan generoso es la Argentina! -solía repetir emocionada su madre - Sembramos trigo y cosechamos un doctor que se hizo famoso. 
Boris Elkin amó entrañablemente a los gauchos y sus tradiciones. Sus poesías trasmiten ese sentir. 
La editorial Cosmogonías, al presentar el libro “Los Gauchos, Amalgama de Tierra y Hombre” transcribe algunas de sus frases que reseñan su personalidad: 
 Soy un hombre criado en el campo -explica Boris Elkinmitad gringo, mitad gaucho que garabatea versos. Ni siquiera tengo la virtud de poseer imaginación: “Gaviotas”, lo escribí mientras mis caballos tomaban un resuello; “Don Plácido”, le cambié el nombre porque aún vive; “El overo” fue uno de mis animales de  trabajo; “De carne somos”, algo que se repite en cada rancho... ¿Qué trato al gaucho con respeto y dignidad? … ¿Qué conozco su idiosincrasia y estoy adentrado en su psicología? … ¿Qué manejo su lenguaje con ajustada propiedad? ¡Bueno fuera que no!
¡Yo nací junto a ellos! ¡Yo aprendí de ellos! ¡Yo soy un gaucho!
                                                              
                                                                 *
   GAVIOTAS                                       por Boris Elkin


Mi gaviota  amiga, / mi amiguita blanca, 
¡qué alegre yo trabajo / cuando me acompañas! 
Y en tanto el arado / incansable traza esos surcos paralelos 
de mis esperanzas, / contemplo tu vuelo y escucho tu charla, 
que es canto al trabajo / y es pan para el alma.


Por eso contemplo, / todas las mañanas, 
el azul del cielo / que al irte surcas 
buscando el saludo / que me hacen tus alas.
Mi gaviota amiga, / mi amiga blanca,
¡qué triste me siento / cuando tú me faltas.


El surco parece más negro, 
las horas, me parecen más largas.
Y mientras la reja del aburrimiento, 
traza un surco profundo en mi alma,
pienso en tus desdenes, / mi gaviota amiga
y siento la tristeza / que me embarga.

No sigues mi arado / porque yo te quiero; 
te interesa el surco / y el insecto que hallas.
Mi gaviota amiga, / amiguita blanca
¡qué alegre trabajo / cuando me acompañas!

¡Miénteme cariño! / ¡Miénteme tu charla!
¡Miénteme el saludo / que me traen tus alas,  
pero en pos de otro labrador /  ¡no te vayas!

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DE CARNE SOMOS                                                              por Boris Elkin

 ¿Echarla a m´ hija / porque viene a llenarnos de vergüenza
  tráindonos de regalo ese nietito / sin que naides lo supiera?
 ¡Vaya pecao más grande!
 ¿Qué la gente ha de ráirse de nosotros? / ¡Paciencia!
   
 Y al final, ¿quién carajo son ellos / pa venir a meterse en casa ajena?
 Mi hija es m´ hija / y su tata no la echa puerta ajuera
 porque compriende bien que esa desgracia / le puede suceder a la más güena.
   
 Las leyes de la vida están escritas / dende que vino al mundo Adán y Eva,
 es al ñudo que ´l hombre escriba otras / pa marcar el camino e la decendia.
 Tuitos somos de carne, / nos corre igual sangre por la venas,
 y perdonando la comparancia, / también nos parecemos a las bestias.
     
 Ellos se juntan como Dios manda, / ¿Nojotros? por el civil o por la iglesia…
 pero puesto a mirar las cosas, / no se alcanza a notar la diferencia,
 ya que al final del cuento, resulta / que se han juntao un macho y una hembra.

 ¿Qué culpa tuvo m´ hija / si no pudo peliar contra esa juerza?
  Pa´ mejor, comenzaron sus amores / cuando dentro a puntear la primavera,
  jué pa´ l tiempo que el malacara / cortó el cabestro pa seguir a la yeguas,
 cuando el toro rompió los alambraos / y al trotecito se nos jué la perra…
     
  ¿Echarla a a mi hija / porque viene a llenarnos de vergüenza
  tráindonos ese nieto de regalo / sin que nadie supiera?
  ¡Vaya pecao más grande, / el de cumplir con lo que Dios ordena
  y criar al hijo en vez de malparir sin que la vean!

                                                  * * *       loscuentosdeoscarpascaner.blogspot.com.ar                                                                                                                                                     




   EL OVERO                                                                              poesía de Boris Elkin

  Degollalo Cipriano, degollalo, / ya el matungo no tiene rimedio,
   hace dos o tres días que ´sta cáido / y es inútil buscarle un aliveo.
   Anoche, al acostarme, pensaba / en lo mesmo que me ´stás diciendo,
   y esta mañana preparé la daga / pa despenar pa siempre al pobre overo;
   pero ¿sabe mi chinita lo que pasa? / Alcanzó a conocerme a veinte metros
   y levantando un poco la cabeza, / me hizo un relincho corto dende ´l suelo.

   Me arrimé pa matarlo / y vide en sus cansados ojos negros…
   no sé qué mirada! Jué tan extraña, / que la daga tembló entre mis dedos
   y me puse a pensar: ¿Qué dirías al saber / que soy yo el que te degüello?
   ¿Ansí es como me pagás mis servicios / ahora que estoy cáido y viejo?
  
  Quise explicarle: - Es un bien pa vos, / sentirás un dolor cuando dentre el fierro
  pero después, cuando la sangre / dentre a chorrear y a colorearte el pecho
  te sentirás liviano como en antes / y todo ese dolor se te irá yendo.

 Sacando coraje, ni sé de ande, / con una mano le tantié el pescuezo,
 y estaba a punto de degollarlo / cuando los recuerdos me maniaron la mano.
 Recularon los años de mi vida / y dentré a trair a mi cabeza los recuerdos…
 Yo tenía pa´ aquel entonces veinte años / y él era un potrillo de tres y medio,
  cuando una vez por zonceras… / por cosas que cuasi ni me acuerdo…
  le pegué unos hachazos en el tuso / al comesario mesmo 
  y tuve que juir. Mi suerte / estaba puesta en las patas de mi parejero,
   para ganar el monte / vadeó los ríos, jineteó los cerros…
   y si no cruzó los Andes, / jué porque no le pedí ese esjuerzo.

    Nenguno, en los tiempos aquellos / me prestó más servicios que el overo.
    Dispués, cuando tus ojos, / que no sé si eran brujos o hechiceros,
    me enredaron pa siempre, armé el rancho / pa tener allí tus dos luceros.
    Pa llevarte puso el anca mi overo, / y como el cura estaba algo lejos,
    él hizo de cura y de padrino / y jué testigo de nuestro acollaramiento.

    Dispués de algunos años, / cuando el gurisito cayó enfermo,
    ¿quién se galopió las doce leguas / que hay dende aquí hasta el pueblo,
     y quién se galopió las otras doce / pa volver aquí con los rimedios?
     Por eso no me animo a degollarlo… / dejalo al pobre overo
     que se muera solito allá en el bajo / ¡Yo perdí el coraje hasta pa dir a verlo!

                                                         * * *               loscuentosdeoscarpascaner.blogspot.com

     DE CARNE SOMOS                                                            por Boris Elkin

   ¿Echarla a m´ hija / porque viene a llenarnos de vergüenza
    tráindonos de regalo ese nietito / sin que naides lo supiera?
   ¡Vaya pecao más grande!
   ¿Qué la gente ha de ráirse de nosotros? / ¡Paciencia!
   
   Y al final, ¿quién carajo son ellos / pa venir a meterse en casa ajena?
   Mi hija es m´ hija / y su tata no la echa puerta ajuera
   porque compriende bien que esa desgracia / le puede suceder a la más güeña.
     
    Las leyes de la vida están escritas / dende que vino al mundo Adán y Eva,
    es al ñudo que ´l hombre escriba otras / pa marcar el camino e´ la decendia.
    Tuitos somos de carne, / nos corre igual sangre por la venas,
    y perdonando la comparancia, / también nos parecemos a las bestias.
     
    Ellas se juntan como Dios manda, / ¿Nojotros? por el civil o por la iglesia…
    pero puesto a mirar las cosas, / no se alcanza a notar la diferencia,
    ya que al final del cuento, resulta / que se han juntao un macho y una hembra.


    ¿Qué culpa tuvo m´ hija / si no pudo peliar contra esa juerza?
    Pa mejor, comenzaron sus amores / cuando dentro a puntear la primavera,
    jué pa´ l tiempo que el malacara / cortó el cabestro pa seguir a la yeguas,
    cuando el toro rompió los alambraos / y al trotecito se nos jué la perra…
     
    ¿Echarla a a mi hija / porque viene a llenarnos de vergüenza
    tráindonos ese nieto de regalo / sin que nadie supiera?
    ¡Vaya pecao más grande, / el de cumplir con lo que Dios ordena
     y criar al hijo en vez de malparir sin que la vean! 

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    EL OVERO                                                                      poesía de Boris Elkin


Degollalo, Cipriano, degollalo, / ya el matungo no tiene rimedio,
    hace dos o tres días que ´sta cáido / y es inútil buscarle un aliveo.
  Anoche, al acostarme, pensaba / en lo mesmo que me ´stás diciendo,
     y esta mañana preparé la daga / pa despenar pa siempre al pobre overo;
     pero ¿sabe mi chinita lo que pasa? / Alcanzó a conocerme a veinte metros
     y levantando un poco la cabeza, / me hizo un relincho corto dende ´l suelo.

     Me arrimé pa matarlo / y vide en sus cansados ojos negros…
     ¡no sé qué mirada! Jué tan extraña, / que la daga tembló entre mis dedos
     y me puse a pensar: ¿Qué dirías al saber / que soy yo el que te degüello?
     ¿Ansí es como me pagás mis servicios / ahora que estoy cáido y viejo?
     Quise explicarle: - Es bien pa vos, / sentirás un dolor cuando dentre el fierro
      pero después, cuando la sangre / dentre a chorrear y a colorearte el pecho
      te sentirás liviano como en antes / y todo ese dolor se te irá yendo.

      Sacando coraje, ni sé de ande, / con una mano le tantié el pescuezo,
      y estaba a punto de degollarlo / cuando los recuerdos me maniaron la mano.
      Recularon los años de mi vida / y dentré a trair a mi cabeza los recuerdos…
      Yo tenía pa´ aquel entonces veinte años / y él era un potrillo de tres y medio,
      cuando una vez por zonceras… / por cosas que cuasi ni me acuerdo…
      le pegué unos hachazos en el tuso / al comesario mesmo 
      y tuve que juir. Mi suerte / estaba puesta en las patas de mi parejero,
      para ganar el monte / vadeó los ríos, jineteó los cerros…
      y si no cruzó los Andes, / jué porque no le pedí ese esjuerzo.

      Nenguno, en los tiempos aquellos / me prestó más servicios que el overo.
      Dispués, cuando tus ojos, / que no sé si eran brujos o hechiceros,
      me enredaron pa siempre, armé el rancho / pa tener allí tus dos luceros.
      Pa´ llevarte puso el anca mi overo, / y como el cura estaba algo lejos,
      él hizo de cura y de padrino / y jué testigo de nuestro acollaramiento.

      Dispués de algunos años, / cuando el gurisito cayó enfermo,
      ¿quién se galopió las doce leguas / que hay dende aquí hasta el pueblo,
      y quién se galopió las otras doce / pa volver aquí con los rimedios?
      Por eso no me animo a degollarlo… / dejalo al pobre overo
      que se muera solito allá en el bajo / ¡Yo perdí el coraje hasta pa dir a verlo!

                                                         * * *             loscuentosdeoscarpascaner.blogspot.com.ar


OMAR MORENO PALACIOS es uno de los pocos compositores y cantores de las cosas nuestras que sigue vigente (con más de 70 años) en programas estables de radio, y grabando discos compactos (C.D.). Precisamente anoche lo escuché en una charla telefónica en la que relató su peregrinar por distintas grabadoras durante trece años y escuchar que le decían:                        
- Muy bueno lo suyo pero no se vende.                                                                                               
  Hasta que un día, -contó Omar Moreno Palacios- dió con el "rusito" Ragosinsky que se dedicaba a la música jazz, no obstante ello consideró que su obra sí merecía ser conocida y así fue como el "rusito" Ragosinsky le hizo grabar posibilitando su difusión.                                                                   Ese episodio en que el rusito Ragonsinsky le hizo la "gauchada" a Omar Moreno Palacios me hizo evocar vivencias de mi infancia y adolescencia en mi pueblo entrerriano donde se hallaba la sede administrativa de la Empresa Colonizadora del Barón de Hirsch, importante colonización agrícola de judíos "rusos", ucrarianos, lituanos, letones, estones, etc., etc.,  que a poco de haber llegado a esta tierra, emularon lo positivo de los gauchos entrerrianos y adoptaron muchas de sus virtudes. Eso inspiró a Alberto Gerchunoff a escribir su emblemática obra "Los gauchos Judíos" en la que detalla la magnífica convivencia de esos inmigrantes con los gauchos y su argentinización casi inmediata de esos invitados por decreto del 6 de agosto de 1881, garantizándoles que en esta   tierra de paz y promisión gozarían de todos los derechos vigentes para sus habitantes.               Confiados en la promesa del Gobierno argentino, dejaron la Rusia zarista y otros países de Europa del Este, que seguían su política discriminatoria hacia las etnias minoritarias aplicando leyes restrictivas que les impedía vivir con dignidad. 
Allí, en mi pueblo entrerriano estuve en con esos "rusitos" acostumbrados a hacer gauchadas, ya que su accionar tenía mucho de lo aprendido de los gauchos.
                                                               
SENCILLITO Y DE ALPARGATAS    
                                letra y música Omar Moreno Palacios por                                                           
De barro pintao, para guitarrear y cantar a 
Cola de pato al fogon para churrasquear
Poder refranear y matear
Es de acacia la cumbrera
Pa´que jineteen los vientos 
Sencillito y de alpargatas
Es mi rancho les prevengo
Porque no conozco prenda
Que no se parezca al dueño
El humo de noches largas
Se ha agenciao p´al cielorraso 
Sencillito y de alpargatas
Es mi rancho les prevengo
Porque no conozco prenda
Que no se parezca al dueño
Y se le ha aplanao el piso
Con mudanzas de malambo 
II
Sobre la frente se ha echao
El ala p´al sol el agua y el tiempo llorar
Es un mojon de humildad, bueno como el pan
Puestero pronto a cobijar
Bostezando esta la puerta
Pa´que dentren sin disturbio 
Sencillito y de alpargatas
Es mi rancho les prevengo
Porque no conozco prenda
Que no se parezca al dueño
Y le agradezco al creador
Que con su gracia divina 
Sencillito y de alpargatas
Es rancho les prevengo
Porque no conozco prenda
Que no se parezca al dueño
Que ha crucificao en barro
Por no quitarle la vida.
     
                                                                                     * * *
                                                                                                            loscuentosdeoscarpascaner.blogspot.com.ar


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