por Boris Elkin
Poesía recitada por uno de los gauchos que trabajaron en la cosecha en la chacra de mi tío León.
¡Pucha que es triste / tener el rancho así, como tapera,
sin tener un jazmín que lo perfume /ni un zorzal que le cante en la cumbrera!
Dende que asoma el alba hasta la noche… / ¡solito por la güella!
Si ensillo mi caballo pa ir al pueblo, / denenguno me acompaña a la tranquera,
y al volver por la noche, / está mi rancho ¡tan solo, tan oscuro, que da pena!
Algo me falta … / ¡No basta que uno tenga un poco e yerba,
un zoquete de carne pa´l asao / o un chala pa pitar cuando se ofrezca.
Es algo más … y ese algo… / ¡Qué amalaya, mi Dios, si lo tuviera!
Lo que me falta es ella, / la hija del pulpero,
la que tiene dos soles en los ojos, / una noche e tormenta en su pelo,
un camuatí en los labios / y un pichón de paloma en cada seno.
¡Sí! … ¡Es ella!
A veces, cuando llego hasta el boliche / y me abajo a tomar una ginebra,
me recuesto en la puerta que da al patio / pa así, cuando se cruza, poder verla.
Yo he querido decirle muchas cosas, / pero … ¡qué miesca!
las palabras toditas se me añudan / y no puedo decir lo que quisiera.
Ya me tengo aprendida de memoria / una declaración entera
que me la acuerdo bien cuando estoy solo / y me la olvido cuando estoy con ella.
¡Cosas de la vida!
Guapo como denguno ¡y ande quiera! / capaz de matar pumas a talero,
de peliarlo al más hombre / a poncho y tierra…
¡pero no tengo coraje pa decirle, / que me sobra ternura pa´ quererla.
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