La brisita matinal / llena de aroma el ambiente
y acaricia blandamente / al húmedo pastizal,
serpea entre el fachinal, / que luce penachos blancos
y se pierde por los flancos / de la lejana cuchilla,
con hálitos de gramilla / y flores de los barrancos.
y acaricia blandamente / al húmedo pastizal,
serpea entre el fachinal, / que luce penachos blancos
y se pierde por los flancos / de la lejana cuchilla,
con hálitos de gramilla / y flores de los barrancos.
El té pampa, el mío mío, / y los tréboles de olor
lucen más el esplendor / de su vistoso atavío
porque el nítido rocío / que hay entre sus hojas cuajado,
en aquel manto bordado, / de agrestes flores fragantes,
toma tintes de diamantes / que la Natura ha incrustado.
Posado canta el zorzal / sobre la rama desnuda
de un chañar, y es que saluda / a la aurora matinal;
y aquel sonoro raudal / de cadenciosa armonía,
tiene notas de alegría / que regocijan con calma,
y otras inundan el alma / de inmensa melancolía.
El sol sus rayos primeros / vierte desde el horizonte,
y ya se oyen en el monte / los trinos de los horneros,
grupos de loros perleros / en confusa algarabía,
ensordecen la armonía / y las cadencias más suaves,
de los trinos de otras aves / que elevan himnos al día.
En la laguna florecen / los tupidos camalotes,
asemejándose a islotes / que suave las aguas mecen,
y las riberas parecen / los sauces de verdes frondas,
de luengas cabelleras blondas / inclinadas de ex profeso,
para adormecerse en el beso / de las cariñosas ondas.
Un arroyo se desliza / atravesando la falda,
y bañando la esmeralda / que a la llanura matiza;
a su paso sublimiza / los vastos campos que quiebra,
y aquella líquida hebra / en donde el sol se refleja,
en la pampa se asemeja / a una larga y blanca culebra.
Y cuando ya el sol ardiente / baña la Pampa Argentina,
y la llanura cancina / elevándose en oriente,
su fulgor resplandeciente, / dora de la loma la cresta,
y allá en la lejana cuesta / se divisa una majada
que está inmóvil y apiñada / como durmiendo la siesta.
Sobre la verde ladera, / como abandonado nido,
se ve el armazón derruido / de una lúgubre tapera;
donde una lechuza agorera / sobre ella un gemido exhala,
y cuando la agreste / cubre el nocturno capuz,
asciende de allí una luz / que es la histórica luz mala.
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