jueves, 30 de octubre de 2014

AFÉRRATE A MI AMOR


A      AFÉRRATE A MI AMOR                                                                          Una historia real

   -  ¿Por qué Dios me mandó este maldito cáncer?
   -  Querida, Dios fue una fábula inventada por los quien no supieron explicar lo inexplicable. La Vida es la  que da momentos de dicha, de dolor, sorpresas gratas e ingratas.
   -  ¡Como descubrir a mis treinta y dos años una dureza en mi mama izquierda que la biopsia confirmó como maligna! ¿Qué será de vos y de nuestros hijos sin mí? 
   - Tuviste suerte que haya decidido operarte personalmente el Director del Hospital Pena, doctor Lovazano por pedido de una de sus obstétratas. Me dijo que primero tuvo que hacer la extirpación total del seno izquierdo y siguió el día siguiente para quitar las glándulas de la axila y hacer un raspado hasta el esternón en un intento de limpiar toda la zona afectada. 
 - Y ahora me esperan treinta y seis sesiones de rayos Roetgen. 
   - Después yo seré tu instructor en las sesiones de Control Mental?
   - ¿Creés que eso servirá?
   -  Con la técnica que allí aprendimos lograste detener la hemorragia nasal de Aldo.
   - Sí, en eso resultó, pero esto es más complicado. 
   - Pensá en positivo. Lo haremos todas las noches al acostarnos.
   
  Katy no supo que la biopsia del Hospital Pena (allí la operaron) y en otra particular, dieron un pronóstico de 36 meses de vida como máximo. Una buena señora, enterada de este drama contó que ella lo superó con la técnicasiguientahaciendo el Curso de Control Mental Silva. Hasta los incrédulos optan por los curanderos cuando la medicina carece de recursos para sanar. Katy y Oscar destinaron dos sábados y dos domingos para dicho curso de 8 a 20 horas cada día. 
   - ¿Me seguirás amando a pesar de que no acepté someterme a rayos o una intervención quirúrgica parar anularme mi función ovárica? 
   - Entiendo tu decisión, sufriste tanto con la operación, te dejaron a medio operar, mechada con gasas y siguieron al otro día con tu operación; después treinta y seis sesiones de rayos te achicharraron el pulmón izquierdo reduciendo tu capacidad respiratoria a un jadeo, como de perro. Cuantas veces intenté acompañar el ritmo de tu acelerada y liviana respiración sin poderlo hacer por más de diez minutos.
   - En el consultorio de la ginecóloga dijiste que no te importaba prescindir del sexo si ello implicaba una revolución hormonal que podría causar el agravamiento de mi mal porque tu amor es incondicional y más intenso que la sexualidad; ella lloró mientras te tuvo abrazado.
    - ¿Recordás qué pregunta te hice antes de decirte que me gustaría recorrer contigo el camino de la vida?
    -  Me preguntaste ¿Si yo fuese una chica, me querrías como mejor amiga? 
    - Exacto. 
    - Después me pediste que te haga la misma pregunta cambiando el género. 
    -  ¿Y cuando jugamos a "verdad o mentira" en el tema "tu mejor amigo o amiga"?  
   -  Yo respondí que mi mejor amigo sos vos, y dijeron "no vale" porque es tu marido, entonces les explicaste que la amistad se siente en el cerebro y el amor en el corazón; cuando los dos integrantes de la pareja ponen cerebro y corazón su relación es ideal. amor

    -  Ese amistoso amor hizo que apoyaras mi decisión de renunciar a mi trabajo en el Ferrocarril para aceptar la propuesta de mi hermano Guillermo de ir como administrador al aserradero que había arrendado en medio de un inmenso algarrobal catamarqueño con la ilusión de ganar el dinero que nos posibilite radicarnos en una ciudad en la que nuestros hijos puedan hacer una carrera universitaria. 
   -  ¡No he olvidado nada de lo que vivimos! Preguntame lo que quieras.
   - ¿Cuáles fueron mis palabras al verte cuando regresaste de Burzaco?
   - ¡Cómo has cambiado! -dijiste, y yo te pregunté- ¿En qué? - Y vos me dijiste: "Me quedé con la imagen de la chiquilla menuda que jugaba con María Juanita" y que me había convertido en una bella adolescente. Yo te dije ¡Adulador! Creo que te molestó, porque dijiste muy serio que "no soy adulador, soy sincero" y me pediste que te cuente qué sentí al reencontrarme con mis padres y hermanos en esa linda y amplia casa, yo te respondí: algo que no puedo explicarte con palabras. Cuando me preguntaste si Quito me contaba de la     amistad contigo, te responí que te emncionaba en cada una de sus cartas. ¿Ahora me creés que me acuerdo de todo lo nuestro? 
  - No imaginaba que lo recordaras con tanta fidelidad. ¡Qué memoria!
  - ¿De qué me sirve?
  - Para recordarme lo que yo no recuerde de la técnica para poner tu cerebro en Alfa y practicar cada noche lo que aprendimos en el curso de Control Mental.
   - ¿Me vas a ayudar?
   - ¡Por supuesto! Te conté que me propusieron trabajar como instructor. Y resultó cuando te ayudaba a hacerlo para enviarle buenas ondas a tu mamá.

A partir de ese día Oscar hacía de instructor, y Katy fue tan receptiva, que al decir uno... dos... tres... ya te sentís liviana y tu cerebro ya ha bajado a Alfa  (al llegar a 18 impulsos cerebrales por segundo la mente es más receptiva, se siente como cuando uno se halla bajo la ducha o un estado próximo al sueño).  
   - Te encuentras cómoda... tu organismo trabaja a un ritmo perfecto para que día a día te sientas mejor hasta recobrar la plenitud de tu salud... Todos tus órganos funcionan a un ritmo normal... el corazón bombea sangre a todo el cuerpo... tu sangre está sana sin células cancerosas... el cáncer ya fue extinguido por los rayos... ya no hay de tu cuerpo... día a día te recuperas para alegría de tus seres queridos... sigue durmiendo con ese ritmo de respiración... todo tu organismo funciona bien... duerme tranquila que quien más te ama vela tu sueño...

Así, noche a noche, Oscar hizo de instructor por largo tiempo y Katy  se recuperó al
punto que su vida volvió a la normalidad de la vida. Esa normalidad se vio sacudida por la muerte de su suegro; y fue ella quien consolaba a Oscar recordando vivencias compartidas con sus amados suegros, que, para ella fueron como otro padre y otra madre, ganados con cariño y todas las virtudes de su sincera nobleza.     

El día que junto a su esposo vieron a una viejecita de más de cien años, Katy dijo que ella no quería llegar a los 80 años, su esposo le preguntó hasta qué edad quería vivir y ella dijo: - A 79 años. 
Falleció  a la edad de setenta y nueve años y tres meses. 
Fue sepultada en el cementerio cercano al pueblo entrerriano La Capilla, donde vivió hasta sus catorce años.
Oscar se mudó a Vicente López, cerca de donde tenía su comercio, ahora continuado por su hijo Aldo y su nieto político Nicolás San Martín, (quien lo asiste en la tecnología de la Not Book, en la que vuelca sus recuerdos). Nicolás San Martín es el 
esposo de Noelia, la hija mayor e Aldo y de su esposa Nilda, quien, en muestra de cariño hacia Oscar lo invitó a viajar en avión a Salta, donde acudieron a la Capillita del Cerro, a la que Aldo y Nilda habían acudido cuando la salud de Katy comenzó a declinar, para pedir que el paso hacia el "no ser" sea apacible.
Hoy Oscar, ya próximo a cumplir sus 87 años, goza del cariños de la familia de Aldo y Nilda, con quienes se reúne todos los domingos y cumpleaños de cada miembro de esa linda y cariñosa familia, formada por su hijo, su nuera, sus cuatro hijos y los cuatro consortes (nieto y nietas políticos) y sus tres bisnietos.      
Oscar encontró su cable a tierra al volver a su acordeón. Su hijo Aldo lo lleva todos los domingos al salón en el que se reencuentra con los habituales concurrentes a ese local en el que, acompañados por un excelente guitarrista y un buen baterista cantan y Oscar toca su acordeón. 
Al volver a su domicilio (Aldo pasa a buscarlo por el salón) Oscar reitera su rutina de repasar su mirada por las fotografías de sus seres amados y ubica una almohada a su lado para "sentir la presencia de su amada esposa.

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