jueves, 30 de octubre de 2014

INVIERNO EN LA COCINA

por Luis Domingo Berho
      Interpretada por un gaucho en la sobremesa de un asado en la chacra de mis tíos.

No falta el que de pereza / se pelió con la palangana;
en un descuido se gana / el perro bajo la mesa,
al rato nomás bosteza / o no pudiendo resistir
la tentación de gruñir / porque ajuera siente ruido,
lo han venido a descubrir / al que estaba allí escondido.
 Al sentir - ¡Juera Tachuela!- / sale haciéndose el chiquito,
él, que estaba calentito, / lo mandaron de centinela,
al sentir que ajuera hiela, / envidia al gato “el señor”,
que se queda allí al calor / agradeciendo la caricia,
y disfruta de esa delicia / roncando como un tractor.
 El sabañón orejero / se hace sentir de ende veras;
un peón arregla un apero / hablando de unas cuadreras,
de algunas otras carreras / y del que recibió un garrote.
El ruido que hace el guisote, / al hervir sobre la hornalla,
se parece a una chata playa / que, vacía, va al trote.
         La cocinera anuncia / que ya va estando la cena,
         de adentro e´ la alacena / unos platos ha saco;
         un truco que se ha empezao / no se deja pa´ después,
         más “perdido por perdido” / se siente una “falta envido”
         y canta las “treinta y tres” / pa´ ir a cenar de una vez.

         La cerrazón de la juente, / levantándose derecho,
         se estrella contra el techo / y entra a trabajar el diente.
        Todos se ríen de repente / porque cabecea un chico
        que, limpiándose el hocico, / se va a dormir el muchacho,


        dándole cuerda al tacho, / lo pone pa´ las cuatro y pico.

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